Durante
muchos años estuve vinculada a las metodologías que promueven en los niños la
comprensión lectora. Los bajos resultados que obtienen los niños en mi
país en las evaluaciones que miden la capacidad de comprensión lectora hace que
se ponga el foco en el desarrollo de esta capacidad.
A raíz
de ello, se intensificaron en las escuelas las prácticas de lectura. Pero en
vez de convertirse en una experiencia gratificante para los niños y los
maestros, esta comenzó a vivirse muchas veces como un suplicio. Las
maestras se empezaron a abrumar al tener que planificar las preguntas que harán
a los niños antes, durante y después de la lectura, así como al
diferenciar las preguntas "literales", "inferenciales", y
"criteriales". Asimismo, los niños empezaron a ser atosigados
de preguntas al término de la lectura, lo que convirtió la práctica de
lectura en un interrogatorio cuyas respuestas dan cuenta del logro o no de la
comprensión lectora.
El foco está puesto en la metodología, mas no en la
comprensión de lo que significa leer, ser lector, y mucho menos en desarrollar
el placer por la lectura. Y es que muchas veces pensamos que la
solución a las dificultades educativas está en la metodología y no en la
compresión de los niños como sujetos de aprendizaje.
Además,
la preocupación por mejorar la comprensión lectora nos ha hecho olvidar
el placer por la lectura. Incluso algunos piensan que ambas cosas no pueden ir
de la mano, que se trata de rutas distintas.
Olvidamos
que los niños son sujetos activos. Están constantemente haciéndose preguntas,
buscando respuestas, intentando comprender lo que llega a ellos. Cuando
desarrollo prácticas de lectura lo voy corroborando. No tenemos que darle
permiso a los niños para pensar, imaginar, hacerse preguntas, encontrar
respuestas. Si la lectura los conectó, todo ello se da, sin que el adulto tenga
que guiarlos.
Para
que pueda activarse la comprensión tengo que activar la ESCUCHA ACTIVA.
Entonces, mi esfuerzo se orienta a elegir una historia que les interese, a leer
previamente la historia para que pueda ofrecerles una buena lectura, poniendo
fuerza en la palabra escrita, no en mi interpretación, y en lograr su atención.
Para esto último es sumamente importante crear un clima para la lectura (esto
les compartiré en otro post).
Además
de activar en los niños la escucha activa, también tenemos que APRENDER
A ESCUCHARLOS sabiendo esperar su momento para expresarse. Hay
quienes se expresan inmediatamente después de la lectura sin necesidad de que
les hagamos "las preguntas de comprensión lectora". Hay quienes
necesitan más tiempo para interiorizar, integrar las imágenes, las sensaciones
que les generó la lectura, y cuando logran procesarlo, y tienen un adulto que
los escucha, comienzan a expresar sus opiniones, preguntas y a convertirse
también en autores del libro. Y terminan sorprendiéndonos con sus
preguntas y reflexiones. Por ejemplo, una niña a la que le leí el cuento "Cuac, cuac, cuac! a los patitos
les gusta nadar" se me acercó un día, en el momento menos
esperado, y me dice "Vanetty, ¿Dónde está el papá pato?". Una
gran pregunta. Fue más allá del texto.
Y es
que nos cuesta comprender que el tiempo de los niños no es el tiempo de los
adultos. El que no nos digan nada inmediatamente al término de la
lectura, cuando hacemos las preguntas, no significa que no estén haciendo sus
propias interpretaciones e inferencias.
Entonces,
¿dónde quedan las preguntas?
Cuando
creamos el clima para hacer la lectura, activando la escucha activa, las
preguntas que se plantean hacer antes y durante la lectura, rompen este clima,
afectando el proceso de escucha. Más que herramientas que ayudan en la
comprensión, las encuentro como distractores.
Al
término de la lectura podemos abrir un espacio para que los niños se expresen,
sin forzarlos, sin caer en interrogatorios, dándoles tiempo para organizar sus
ideas. Y sobre todo, DÁNDONOS TIEMPO para ESCUCHARLOS
GENUINAMENTE,
entendiendo que las preguntas son como cuerdas que les lanzamos para que nos
expresen su pensamiento.
Recordemos:
"leer es construir el significado, sentido del texto".
Justamente la belleza de la lectura está en que es un acto intimo, personal, en
el que cada uno interactúa con el texto de acuerdo a sus experiencias,
emociones, y saberes.
Acerquemos
a los niños a buenos textos, que logren interesarlos, conectarlos,
para que se
inicien como lectores activos que descubren placer en la lectura.
Vanetty Molinero, setiembre 2019
#comprensiónlectora #lecturaporplacer #lecturaenlainfancia #leerparaniños
Para quienes son más auditivas, tenemos esta novedad: Audiopost
Haciendo click en el link pueden escuchar la lectura de este post y visualizar algunas imágenes o textos. Espero que les guste.