“Francisco, los niños no lloran, son bien machos”

By Vanetty Molinero Nano - 6:34




Francisco, de 4 años, jugaba con otros niños en el parque.  Alguien le echó arena y él comenzó a llorar.  Su tía, en un intento de calmarlo y hacerle olvidar la situación, le dice Francisco, los niños no lloran, son bien machos.

¿Qué entenderá Francisco por ser bien machos”? ¿Qué es lo que entiende su tía por eso?  Hay muchas frases que hemos aprendido y las repetimos, sin preguntarnos qué significan, si son correctas, qué reflejan, qué sostienen. Y así, sin reflexionarlas, las transmitimos a niños y niñas, enseñándoles a ver y comprender el mundo desde esas frases. 

Cuando la escuché en el parque, la frase me recordó a un cartel que vi el año pasado, en la Marcha “Ni una Menos”. Lo llevaba un niño de unos 6 años que iba cargado en los hombros de su papá. El cartel decía: Mi mamá no cría machos. Este cartel expresa justamente un cuestionamiento de aquellos estereotipos que señalan que un hombre debe de “ser macho”, y apuesta por una opción distinta de crianza, educación y formación, libre de estos estereotipos que aprisionan y que hacen tanto daño, no solo a las mujeres, sino también a los hombres, quienes se ven obligados a crecer bloqueando o escondiendo sus emociones.

Este segundo año de marcha, en el que pedimos basta de violencia y discriminación contra la mujer, nos debe servir también para preguntarnos como papás, mamás, maestros, maestras, ¿cuáles son los mensajes que estamos transmitiendo a los niños de lo que significa ser hombre o ser mujer?  Y cuando digo mensajes, no me refiero solo a lo que decimos, sino también a lo que hacemos, porque nuestras acciones tienen mayor fuerza para educar que las propias palabras.  ¿Tratamos por igual a nuestros hijos varones y mujeres? ¿O hacemos diferencias,  mostrándoles desde muy pequeños que no tienen las mismas oportunidades?  Por ejemplo, ¿permitimos que nuestros hijos varones sean más toscos, se muevan más y a nuestras hijas, les pedimos quietud y que se “comporten como una princesa”? ¿O tratamos de que nuestros hijos varones saquen un poquito más su agresividad porque deben ser fuertes y valientes, diciéndoles, “pégale, no te dejes empujar”? ¿Permitimos que nuestros hijos sean espectadores de la violencia, y crezcan naturalizándola? ¿O les enseñamos a cuestionarla, denunciarla y a usar el diálogo para resolver los conflictos?

Una de las tareas que tenemos las familias y los educadores es enseñarles a los niños y niñas a reconocer sus emociones para expresarlas, cuidando su bienestar y respetando a los demás.  En ese sentido, es importante que:


  • Evitemos por igual las manifestaciones de agresividad de niños y niñas, sean físicas o verbales, enseñándoles a usar la palabra para expresar su enojo, disconformidad, a usar el diálogo para resolver los conflictos.
  • Enseñemos a los niños a expresar sus sentimientos sin temor al ridículo, la burla. Los niños también pueden llorar, y eso no los hace menos varones. Sus lágrimas expresan que también son humanos y tienen emociones.
  • Enseñemos y permitamos a las niñas a expresar su disconformidad, enojo, y el poder decir no cuando no desean algo. 


Como papás, mamás, educadores, muchas veces nos preocupamos solamente por el desarrollo cognitivo de los niños.  Las últimas investigaciones y las demandas del mundo laboral actual nos demuestran que el IQ (coeficiente intelectual) no es lo más importante para triunfar.  Se ha comprobado que lo más importante es el EQ (inteligencia emocional).  Como nos recuerda Goleman


las emociones descontroladas pueden convertir en estúpida a la gente más inteligente.  

Cuidemos la educación emocional de niños y niñas. 



Fotografía: Pixabay.com



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1 comentarios

  1. Cierto, los estereotipos en la crianza pueden tener efectos profundos en niñas y niños. La expresión de los sentimientos y emociones es un derecho del ser humano, más allá de su sexo. Aún hay mucha tarea por hacer desde la familia.

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